Beyond the Stars. La ciencia ficción como teoría de mundos posibles. Johanna Caplliure.

Beyond the Stars. La ciencia ficción como teoría de mundos posibles.

Johanna Caplliure

 

En la introducción de su libro Four Futures, Peter Frase nos presenta un comienzo del s. XXI sobre la Tierra asediados por dos figuras fantasmagóricas: “the specters of ecological catastrophe and automation”(1). La primera hallaría su respuesta en la crisis climática y sus consecuencias letales en la vida sobre el planeta: escasez de recursos energéticos, extinción de especies, deshielo de los polos o nuevas enfermedades pandémicas. La segunda, a través de nuevas formas de existencia: vidas dinamizadas por la cultura en red, cuerpos protésicos, inteligencia artificial, dispositivos de geolocalización, militarización y médicos a control remoto, comunicación extra-terrestre, o hipertecnologización de las relaciones. Pero si echamos la vista atrás observamos cómo estos espectros ya recorrían nuestro pasado más cercano desde la primera mitad del s. XX. Un fidedigno testimonio de estas preocupaciones se hallaría en los relatos de la ciencia ficción (SF) ofreciéndonos un esplendido legado al respecto. De hecho, la SF especula sobre cómo podría ser el mundo; una mezcla de imaginación e investigación empírica. A lo largo del s. XX los ejemplos de las novelas, películas y series de este género parecerían, en ciertos momentos, abocetar nuestro mundo actual. Puesto que hoy día “everything is becoming science fiction”(2).

Un interés tendente a recuperar los mitos futuristas, el retrofuturismo, una vuelta al futuro pasado releyendo los autores de SF, como modelos de nuevas narrativas culturales, parece algo habitual en nuestro presente después de haber vivido -a partir del estado de alarma global causada por la COVID 19- una situación extraordinaria, distópica y terrible. Este acontecimiento, solo comparable con los virus letales, invasiones alienígenas o guerras planetarias expuestos en los relatos SF, ha hecho replantearnos la vida como algo frágil y nuestra existencia, como especie, al borde de la extinción sobre el planeta. Pero también nos ha mostrado cómo una especulación fabuladora es capaz de crear nuevos mundos en los que existir. “At present science fiction is almost the only form of fiction which is thriving, and certainly the only fiction which has any influence on the world around it”(3). En este sentido, como subrayara Fredric Jameson en Arqueologías del futuro, los futuros utópicos se convierten en ideologías políticas con las que crear un imaginario colectivo. Una fantasía utópica, una ciencia ficción futurible, caracterizada por su crítica al sistema tardocapitalista y el diseño de sociedades posibles. “(L)a forma utópica es en sí una meditación representativa sobre la diferencia radical, la otredad radical, y sobre la naturaleza sistémica de la totalidad social, hasta el punto de que uno no puede imaginar ningún cambio fundamental de nuestra existencia social que antes no haya arrojado visiones utópicas cual sendas chispas de un cometa”(4). Por eso, son tan importantes los relatos que nos contamos y con los que escribimos nuestro futuro. Toda transformación tendría lugar, en primer lugar, en nuestra imaginación.

Lorena Amorós lleva casi una década fijándose en cómo esas imágenes con las que hemos construido la SF bañan nuestra cultura actual. Cosmic Exile recoge los proyectos Startling Stories (2013-2017) y The Brain of the Planet (2018) por primera vez junto a nuevos dibujos de 2019 y 2020. Se trata de un libro que nos sumerge en el imaginario de portadas o carteles de películas y novelas pulp fiction o space-operas donde a través de la ficción otro tipo de mundos se brindan a nuestro alcance. Startling Stories toma nombre de la célebre publicación bimensual de ciencia ficción pulp que desde 1939 hasta 1955 popularizó el género literario entre la población estadounidense. En el caso de The Brain of the Planet, Amorós incide principalmente en la figura de las mujeres en la SF. Por un lado, como personajes de las aventuras, aparecen atacadas por el monstruo o salvadas por el héroe. Por otro lado, como escritoras. De esta manera, cuestiona el papel de la mujer en la SF, pero también rinde homenaje a las autoras a través de la figura de Mary Maud Wright (1894–1967, Corpus Christi, Texas), precursora de dicho género y cuya novela The Brain of the Planet (1929) -firmada bajo uno de sus pseudónimos Lilith Lorraine-, daría origen a este proyecto de Amorós. Los últimos dibujos harían referencia a un inminente exilio cósmico como propuesta a la incertidumbre, temores y circunstancias acaecidas en los dos últimos años donde el declive de nuestro sistema actual vendría de la mano de la crisis climática, el agotamiento de las energías fósiles, la pandemia, el empobrecimiento económico, las revueltas sociales o la disfuncionalidad del capitalismo. Cosmic Exilehace suyo los diferentes estilos iconográficos empleados desde los años treinta a los sesenta en la SF trayendo ante nuestros ojos las representaciones más variopintas de la utopía, del otro, del mundo exterior, de la mecanización de la vida, los robots y los viajeros del espacio, las naves estelares y los planetas desconocidos. Junto a estas imágenes la metaficción se consolida haciendo uso de una tipografía especial en estas publicaciones que, como un alarmante neón, nos indica que este terror es ficción, pero que está muy cerca. Por eso, quizá, sea el momento de buscar otro destino.

La utopía siempre ha poblado nuestro imaginario con mundos alternativos. Esta incide en los deseos de transformación sociales, económicos y políticos construyendo relatos históricos y colectivos de bonanza y bienestar. A pesar de ello la ideología de la fantasía utópica perpetúa modelos patriarcales que la SF feminista combate para derrocar. Esta adquiere el lugar de la distopía donde las fuerzas creadoras y destructivas conviven, o simplemente la forma de mundos posibles. Por esta misma cuestión, aboga -como define Donna Haraway- por una SF aglutinante: “ciencia ficción, fabulación especulativa, figuras de cuerdas, feminismo especulativo, hechos científicos y hasta ahora”(5). La SF cobraría la fuerza de un ideario especulativo donde los hechos y la ficción se anudan en una trama sobre futuros posibles. Entonces, la “science fic­tion is political theory”(6) descubriéndose su potencial transformador.

 

(1) Frase, P. (2016), Four Futures. Life after Capitalism, Nueva York, Estados Unidos: Verso, p. 1.
(2) Ballard, J.G. (1971), Fictions of every kind, Books & Bookmen, Recuperado de https://www.jgballard.ca/non_fiction/jgb_fictions.html
(3) Íbid.
(4) Jameson, F. (2009), Arqueologías del futuro, Madrid, España: Akal, p. 8
(5) Haraway, D. (2019), Seguir con el problema, Bilbao, España: Consonni, p. 21.
(6) Goodeve, T.N. (2000), How like a leaf: Donna Haraway an interview with Thyrza Nichols Goodeve. New York, NY: Routledge, p. 120.

Beyond the Stars. Science fiction as the rationale of possible worlds.

Johanna Caplliure

 

In the introduction to his book Four Futures, Peter Frase introduces us to the start of the 21st century on an Earth haunted by two ghostly figures: “the specters of ecological catastrophe and automation” (1). The former responds to the climate crisis and its deadly consequences for life on our planet: shortage of energy resources, extinction of species, melting of the poles, and new pandemic diseases. The latter involves new forms of existence: lives dynamised by internet culture, prosthetic bodies, artificial intelligence, geolocation devices, militarisation and medical procedures operated by remote control, extra-terrestrial communication, and the hypertechnologisation of relationships. Yet if we cast our minds back, we can see how these spectres have been creeping through our most recent past since the first half of the 20th century. A reliable testimony to these concerns is to be found in the culture of science fiction (SF), providing a splendid legacy on the subject. Indeed, SF speculates on how the world could be; a blend of imagination and empirical research. Throughout the 20th century, the examples of novels, films and TV series in this genre would sometimes appear to be blueprints for our modern world, as today “everything is becoming science fiction” (2).

An interest tending to recover futuristic myths, retrofuturism, a return to the future passed by re-reading SF authors, as paradigms of new cultural narratives, is a common enough phenomenon today after living through the extraordinary, dystopic and terrible circumstances prompted by the global state of alarm caused by COVID 19. These events, comparable only to the lethal viruses, alien invasions or interplanetary conflicts featuring in SF stories, have forced us to reconsider the fragility of life and of our own existence as a species, on the verge of extinction on our planet. Nevertheless, it has also shown us how a hitherto improbable speculation is capable of creating new worlds in which to live in. “At present science fiction is almost the only form of fiction which is thriving, and certainly the only fiction which has any influence on the world around it” (3). Accordingly, as Fredric Jameson states in Archaeologies of the Future, the utopias of the future become political ideologies for creating a collective imaginary. A utopian fantasy, speculative science fiction, defined by its critique of the late-capitalist system and the design of possible societies. “Utopian form is a representative meditation on radical difference, radical otherness and systemic nature of social integrity. One cannot imagine any fundamental change in our social existence which has not first thrown off Utopian visions like so many sparks from a comet (4). Hence the reason for the importance of the stories we tell ourselves, and with which we narrate our future. Any transformation would initially take place in our imagination.

Lorena Amorós has spent almost a decade focusing on how those images we have used to construct SF inform contemporary culture. Cosmic Exile brings together the projects Startling Stories (2013-2017) and The Brain of the Planet(2018) for the first time, together with new drawings from 2019 and 2020. It is a book that submerses us in the imaginary of covers and posters of pulp fiction and space operas, in which fiction is used to bring other types of worlds within our grasp. Startling Stories takes its name from the famous bimonthly pulp SF magazine that popularised the genre among the US public from 1939 to 1955. In the case of The Brain of the Planet, Amorós focuses mainly on women’s role in SF. On the one hand, as actual characters in the adventures, most often being attacked by monsters and saved by the hero. On the other hand, as authors. In this way, she questions the part women play in SF, yet at the same time she pays homage to women writers through the figure of Mary Maud Wright (1894–1967, Corpus Christi, Texas), a forerunner in the genre, whose novel The Brain of the Planet (1929) -published under one of her pseudonyms, Lilith Lorraine-, would provide the kernel for this project by Amorós. The latest drawings refer to an imminent cosmic exile as a nod to the uncertainty, fears and circumstances that have arisen over the past two years, in which the decline of our current system has been underpinned by climate change, the depletion of fossil fuels, economic impoverishment, social disturbances, and the dysfunctionality  of capitalism. Cosmic Exile embraces the different iconographic styles used in SF from the 1950s through to the 1960s, presenting us with the most diverse depictions of utopia, the other, the outside world, the mechanisation of life, robots and space travellers, star-ships, and unknown planets. Together with these images, metafiction is consolidated through the use of a special typeface in these publications, which like a glaring neon-light remind us that this is still fiction, but it is coming closer. This may be why the time has come to find another destiny.

Utopias and alternative worlds have long provided a fertile ground for our imaginations. They draw upon the longing for social, economic and political change, constructing historical and collective tales of abundance and wellbeing. Nevertheless, the ideology of a utopian fantasy perpetuates patriarchal  models that feminist SF is struggling to overcome. This occupies the place of the dystopia in which creative and destructive forces coexist, or simply the form of possible worlds. For this same reason, it calls for -as defined by Donna Haraway- a galvanising SF: “SF” — speculative fabulation, speculative feminism, science fiction, science fact, string figures, so far” (5). SF would acquire the force of a speculative ideology in which reality and fiction are interwoven in a storyline on possible futures, whereby “science fic­tion is political theory” (6), revealing its transformative potential.

 

(1) Frase, P. (2016), Four Futures. Life after Capitalism, New York: Verso, p. 1.
(2) Ballard, J. G. (1971), Fictions of every kind, Books & Bookmen, Retrieved from https://www.jgballard.ca/non_fiction/jgb_fictions.html
(3) Ibid.
(4) Jameson, F. (2009), Archaeologies of the Future: The Desire Called Utopia and Other Science Fictions. London & New York: Verso. 2005
(5) Haraway, D. (2019), Staying with the Trouble: Making Kin in the Chthulucene (2016), Duke University Press
(6) Goodeve, T. N. (2000), How like a leaf: Donna Haraway an interview with Thyrza Nichols Goodeve. New York, NY: Routledge, p. 120.